El «Keltenwelt am Glauberg», el mundo celta en el Glauberg

El «Keltenwelt am Glauberg», situado cerca del municipio de Glauburg, en el distrito de Wetterau (Hesse), combina un museo y un parque arqueológico en torno al asentamiento celta y, sobre todo, a las tumbas principescas, ricamente equipadas, de tres guerreros celtas de finales del siglo V a.C. El punto culminante absoluto de la exposición es, por supuesto, el «Príncipe celta del Glauberg», cuyas réplicas saludan a los visitantes delante del moderno edificio, visible desde lejos.

En su exposición permanente, el museo presenta hallazgos originales de las excavaciones en el Glauberg y los sitúa en el contexto de hallazgos de otras regiones. La primera sala de exposiciones invita a los visitantes a conocer la presencia celta en Hesse en general. Artefactos, maquetas y exposiciones interactivas ofrecen una visión de la vida cotidiana, la artesanía y la estructura social de la sociedad celta.

La siguiente sala está dedicada al Glauberg mismo. Aquí cobran protagonismo los hallazgos de las excavaciones, incluida la famosa estatua de arenisca del «Príncipe Celta». Esta obra maestra del arte escultórico impresiona no sólo por su tamaño, sino también por su diseño hábil. Otros temas de la exposición son la vida cotidiana de los celtas, sus costumbres funerarias y sus prácticas religiosas.

En el lado sureste del edificio, que sobresale mucho más allá de la cafetería de abajo, un gran ventanal ofrece una vista general del parque arqueológico adyacente. También hay un mirador en el tejado del museo, al que se accede desde éste por una escalera.

El parque arqueológico de 370.000 m² se extiende por la meseta de la cumbre del Glauberg, donde se encontraba un asentamiento celta en la cima de una colina. Una ruta circular explica a los visitantes las reliquias arqueológicas visibles e invisibles de la meseta. La pieza central, sin embargo, es la reconstrucción del túmulo funerario I, descubierto en 1987, con la llamada «vía procesional» adyacente, acompañada de trincheras.

Además de la exposición permanente, siempre hay exposiciones especiales que iluminan diversos aspectos de la cultura celta.
Todavía está en proceso la creación de un centro de investigación que, entre otras cosas, seguirá investigando el Glauberg y sus alrededores y pondrá a disposición del público los hallazgos resultantes en el museo.

Puedes encontrar más información sobre el mundo celta en Glaubberg en https://www.keltenwelt-glauberg.de.

La prospección arqueológica III

La prospección arqueológica III

Los métodos de prospección no invasivos también incluyen las mediciones geomagnéticas. Registran los cambios en el campo magnético natural de la Tierra. Los resultados se muestran en un magnetograma, un mapa en el que se hacen visibles las anomalías. Algunos aparatos de medición geomagnética además pueden indicar la profundidad de una anomalía. Estas anomalías pueden deberse a fragmentos o troncos de árboles, por ejemplo, y dar así al arqueólogo valiosas pistas sobre posibles hallazgos bajo la superficie terrestre.

Las mediciones con georradar envían breves impulsos electromagnéticos al subsuelo, que tras reflejarse en objetos y límites de las capas o dispersarse en depósitos, se vuelven al aparato. La velocidad a la que se captan los impulsos depende de la conductividad de cada objeto, por lo que también puede hacer visibles las estructuras subterráneas.

Otro método de prospección muy conocido es la arqueología aérea. Muchos yacimientos arqueológicos se han descubierto desde el aire. Los muros y las zanjas muestran una vegetación diferente a la de su entorno, pero sólo desde el aire estas diferencias hacen visibles estructuras enteras. Las diferencias se manifiestan sobre todo en las características de la vegetación: los muros situados por debajo de la superficie terrestre dificultan el crecimiento de las plantas porque el suelo es menos fértil. En cambio, las zanjas se hacen visibles gracias a un crecimiento vegetal más exuberante. La coloración del suelo también puede revelar estructuras antiguas. Hoy en día es posible obtener imágenes cada vez mejores y el uso de la tecnología del falso color, la estereogrametría y otros métodos nuevos ha mejorado mucho los resultados de la arqueología aérea.

Los arqueólogos también utilizan diversas técnicas topográficas para crear mapas precisos de un yacimiento. Gracias a esta cartografía topográfica arqueológica, el ojo experto puede interpretar todas las características del terreno y descubrir yacimientos arqueológicos.

La prospección arqueológica II

Otros métodos de prospección son las investigaciones geoarqueológicas y los sondeos. La geoarqueología combina ciencias naturales como la geología y la biología con hallazgos arqueológicos e históricos. Los testigos obtenidos durante las perforaciones geoarqueológicas proporcionan información sobre el desarrollo de un paisaje, ya que en las distintas capas se encuentran sedimentos, restos vegetales, restos animales o, a veces, artefactos. Para una evaluación detallada se utilizan numerosos métodos científicos. Un ejemplo actual es la investigación de los antiguos litorales de la costa occidental turca, en la zona de Éfeso. Así también se obtienen pistas para la datación. A menudo, estas perforaciones geoarqueológicas preceden a las prospecciones tradicionales, o sea recorriendo el terreno, para asegurarse desde un principio de que las condiciones del suelo favorecen la posibilidad de encontrar hallazgos.

Para determinar el tipo, la naturaleza, la extensión y el estado de conservación de un yacimiento arqueológico sin destruir grandes partes del monumento que se encuentra en el suelo, se pueden llevar a cabo sondeos. Esto implica excavar una pequeña zona y establecer un primer plano de excavación. Los hallazgos y rasgos se documentan meticulosamente y, si es necesario, la excavación prosigue hasta el suelo. Esto permite evaluar con mayor precisión si merece la pena realizar una excavación más extensa.
La medición de la resistencia del terreno, la medición geomagnética y la medición por radar terrestre son otros métodos de prospección. Estos métodos geofísicos son absolutamente no destructivos, pero pueden revelar mucho sobre los hallazgos ocultos bajo la tierra.

La medición de la resistencia del terreno (también llamada prospección geoeléctrica) mide la tensión eléctrica o la intensidad de la corriente en la tierra utilizando dos o cuatro sondas. Ésta varía según la naturaleza del suelo y, por tanto, también indica, por ejemplo, si hay muros o zanjas bajo la superficie terrestre.

(a continuación …)

La prospección arqueológica I

A veces, los yacimientos arqueológicos siguen siendo visibles en la superficie, otras veces uno «tropieza» con hallazgos o elementos individuales porque salen a la luz al arar, y otras veces se encuentran restos durante la construcción de nuevos edificios. Por supuesto, un arqueólogo no puede confiar en estos golpes de suerte. Por eso la búsqueda sistemática de yacimientos arqueológicos suele ser el primer paso de la investigación o la excavación.

En primer lugar, se evalúan las fuentes disponibles. Pueden ser descripciones en la literatura antigua o información sobre yacimientos conocidos. Los informes de excavaciones antiguas, los mapas históricos, el material de archivo antiguo, los nombres de los yacimientos, la tradición oral sobre hallazgos anteriores… todo eso puede proporcionar pistas valiosas para encontrar yacimientos de prospección que merezcan la pena. Además, el análisis de fotografías aéreas y, cada vez más, de datos de escaneo láser es otro elemento a la hora de preparar una prospección.

  • Prospección
  • Sondeos y perfiles geoarqueológicos
  • Arqueología aérea
  • Métodos geofísicos
  • Sondeos

En la prospección tradicional de superficie, primero se suele medir (hoy en día, normalmente con GPS) un área previamente definida y dividirla en cuadrículas. A continuación, individuos o grupos recorren sistemáticamente el terreno y buscan hallazgos y características, así como elementos llamativos del terreno bajo los cuales podrían esconderse, por ejemplo, antiguos muros o tumbas. Todo se documenta por escrito, se fotografía si es posible y se registra las coordenadas. Los hallazgos se recogen.

Los resultados de la prospección se registran en mapas y bases de datos y se relacionan con el terreno y sus características específicas. Si la evaluación sugiere que merece la pena seguir investigando, se decide si se deben utilizar primero otros métodos de prospección para obtener aún más información sin destruir los rasgos arqueológicos mediante la excavación. O se toma la decisión de excavar. A menudo, sin embargo, se limita a la prospección tradicional, sea porque la excavación o la prospección complementaria no prometen nuevos hallazgos importantes, sea porque el personal y los recursos económicos disponibles no permiten seguir investigando. Otra razón para no excavar yacimientos que parecen merecer la pena es también el rápido desarrollo de los métodos y técnicas: se prefiere reservar el yacimiento a las generaciones futuras, que, con suerte, podrán obtener de él incluso más información con métodos aún más novedosos.

En el próximo artículo presentaré otros métodos de prospección.