Arqueología para todos

¿Interesado en arqueología y culturas antiguas? Entonces este es tu sitio.

Aquí encontrarás noticias interesantes del mundo de la arqueología. Presento museos, parques arqueológicos y exposiciones o expongo conocimientos basicos sobre arqueología. Los temas principales son los romanos (incluidas las provincias), los etruscos y los celtas, así como los primeros cristianos.

El «Keltenwelt am Glauberg», el mundo celta en el Glauberg

El «Keltenwelt am Glauberg», situado cerca del municipio de Glauburg, en el distrito de Wetterau (Hesse), combina un museo y un parque arqueológico en torno al asentamiento celta y, sobre todo, a las tumbas principescas, ricamente equipadas, de tres guerreros celtas de finales del siglo V a.C. El punto culminante absoluto de la exposición es, por supuesto, el «Príncipe celta del Glauberg», cuyas réplicas saludan a los visitantes delante del moderno edificio, visible desde lejos.

En su exposición permanente, el museo presenta hallazgos originales de las excavaciones en el Glauberg y los sitúa en el contexto de hallazgos de otras regiones. La primera sala de exposiciones invita a los visitantes a conocer la presencia celta en Hesse en general. Artefactos, maquetas y exposiciones interactivas ofrecen una visión de la vida cotidiana, la artesanía y la estructura social de la sociedad celta.

La siguiente sala está dedicada al Glauberg mismo. Aquí cobran protagonismo los hallazgos de las excavaciones, incluida la famosa estatua de arenisca del «Príncipe Celta». Esta obra maestra del arte escultórico impresiona no sólo por su tamaño, sino también por su diseño hábil. Otros temas de la exposición son la vida cotidiana de los celtas, sus costumbres funerarias y sus prácticas religiosas.

En el lado sureste del edificio, que sobresale mucho más allá de la cafetería de abajo, un gran ventanal ofrece una vista general del parque arqueológico adyacente. También hay un mirador en el tejado del museo, al que se accede desde éste por una escalera.

El parque arqueológico de 370.000 m² se extiende por la meseta de la cumbre del Glauberg, donde se encontraba un asentamiento celta en la cima de una colina. Una ruta circular explica a los visitantes las reliquias arqueológicas visibles e invisibles de la meseta. La pieza central, sin embargo, es la reconstrucción del túmulo funerario I, descubierto en 1987, con la llamada «vía procesional» adyacente, acompañada de trincheras.

Además de la exposición permanente, siempre hay exposiciones especiales que iluminan diversos aspectos de la cultura celta.
Todavía está en proceso la creación de un centro de investigación que, entre otras cosas, seguirá investigando el Glauberg y sus alrededores y pondrá a disposición del público los hallazgos resultantes en el museo.

Puedes encontrar más información sobre el mundo celta en Glaubberg en https://www.keltenwelt-glauberg.de.

La prospección arqueológica III

La prospección arqueológica III

Los métodos de prospección no invasivos también incluyen las mediciones geomagnéticas. Registran los cambios en el campo magnético natural de la Tierra. Los resultados se muestran en un magnetograma, un mapa en el que se hacen visibles las anomalías. Algunos aparatos de medición geomagnética además pueden indicar la profundidad de una anomalía. Estas anomalías pueden deberse a fragmentos o troncos de árboles, por ejemplo, y dar así al arqueólogo valiosas pistas sobre posibles hallazgos bajo la superficie terrestre.

Las mediciones con georradar envían breves impulsos electromagnéticos al subsuelo, que tras reflejarse en objetos y límites de las capas o dispersarse en depósitos, se vuelven al aparato. La velocidad a la que se captan los impulsos depende de la conductividad de cada objeto, por lo que también puede hacer visibles las estructuras subterráneas.

Otro método de prospección muy conocido es la arqueología aérea. Muchos yacimientos arqueológicos se han descubierto desde el aire. Los muros y las zanjas muestran una vegetación diferente a la de su entorno, pero sólo desde el aire estas diferencias hacen visibles estructuras enteras. Las diferencias se manifiestan sobre todo en las características de la vegetación: los muros situados por debajo de la superficie terrestre dificultan el crecimiento de las plantas porque el suelo es menos fértil. En cambio, las zanjas se hacen visibles gracias a un crecimiento vegetal más exuberante. La coloración del suelo también puede revelar estructuras antiguas. Hoy en día es posible obtener imágenes cada vez mejores y el uso de la tecnología del falso color, la estereogrametría y otros métodos nuevos ha mejorado mucho los resultados de la arqueología aérea.

Los arqueólogos también utilizan diversas técnicas topográficas para crear mapas precisos de un yacimiento. Gracias a esta cartografía topográfica arqueológica, el ojo experto puede interpretar todas las características del terreno y descubrir yacimientos arqueológicos.

La prospección arqueológica II

Otros métodos de prospección son las investigaciones geoarqueológicas y los sondeos. La geoarqueología combina ciencias naturales como la geología y la biología con hallazgos arqueológicos e históricos. Los testigos obtenidos durante las perforaciones geoarqueológicas proporcionan información sobre el desarrollo de un paisaje, ya que en las distintas capas se encuentran sedimentos, restos vegetales, restos animales o, a veces, artefactos. Para una evaluación detallada se utilizan numerosos métodos científicos. Un ejemplo actual es la investigación de los antiguos litorales de la costa occidental turca, en la zona de Éfeso. Así también se obtienen pistas para la datación. A menudo, estas perforaciones geoarqueológicas preceden a las prospecciones tradicionales, o sea recorriendo el terreno, para asegurarse desde un principio de que las condiciones del suelo favorecen la posibilidad de encontrar hallazgos.

Para determinar el tipo, la naturaleza, la extensión y el estado de conservación de un yacimiento arqueológico sin destruir grandes partes del monumento que se encuentra en el suelo, se pueden llevar a cabo sondeos. Esto implica excavar una pequeña zona y establecer un primer plano de excavación. Los hallazgos y rasgos se documentan meticulosamente y, si es necesario, la excavación prosigue hasta el suelo. Esto permite evaluar con mayor precisión si merece la pena realizar una excavación más extensa.
La medición de la resistencia del terreno, la medición geomagnética y la medición por radar terrestre son otros métodos de prospección. Estos métodos geofísicos son absolutamente no destructivos, pero pueden revelar mucho sobre los hallazgos ocultos bajo la tierra.

La medición de la resistencia del terreno (también llamada prospección geoeléctrica) mide la tensión eléctrica o la intensidad de la corriente en la tierra utilizando dos o cuatro sondas. Ésta varía según la naturaleza del suelo y, por tanto, también indica, por ejemplo, si hay muros o zanjas bajo la superficie terrestre.

(a continuación …)

La prospección arqueológica I

A veces, los yacimientos arqueológicos siguen siendo visibles en la superficie, otras veces uno «tropieza» con hallazgos o elementos individuales porque salen a la luz al arar, y otras veces se encuentran restos durante la construcción de nuevos edificios. Por supuesto, un arqueólogo no puede confiar en estos golpes de suerte. Por eso la búsqueda sistemática de yacimientos arqueológicos suele ser el primer paso de la investigación o la excavación.

En primer lugar, se evalúan las fuentes disponibles. Pueden ser descripciones en la literatura antigua o información sobre yacimientos conocidos. Los informes de excavaciones antiguas, los mapas históricos, el material de archivo antiguo, los nombres de los yacimientos, la tradición oral sobre hallazgos anteriores… todo eso puede proporcionar pistas valiosas para encontrar yacimientos de prospección que merezcan la pena. Además, el análisis de fotografías aéreas y, cada vez más, de datos de escaneo láser es otro elemento a la hora de preparar una prospección.

  • Prospección
  • Sondeos y perfiles geoarqueológicos
  • Arqueología aérea
  • Métodos geofísicos
  • Sondeos

En la prospección tradicional de superficie, primero se suele medir (hoy en día, normalmente con GPS) un área previamente definida y dividirla en cuadrículas. A continuación, individuos o grupos recorren sistemáticamente el terreno y buscan hallazgos y características, así como elementos llamativos del terreno bajo los cuales podrían esconderse, por ejemplo, antiguos muros o tumbas. Todo se documenta por escrito, se fotografía si es posible y se registra las coordenadas. Los hallazgos se recogen.

Los resultados de la prospección se registran en mapas y bases de datos y se relacionan con el terreno y sus características específicas. Si la evaluación sugiere que merece la pena seguir investigando, se decide si se deben utilizar primero otros métodos de prospección para obtener aún más información sin destruir los rasgos arqueológicos mediante la excavación. O se toma la decisión de excavar. A menudo, sin embargo, se limita a la prospección tradicional, sea porque la excavación o la prospección complementaria no prometen nuevos hallazgos importantes, sea porque el personal y los recursos económicos disponibles no permiten seguir investigando. Otra razón para no excavar yacimientos que parecen merecer la pena es también el rápido desarrollo de los métodos y técnicas: se prefiere reservar el yacimiento a las generaciones futuras, que, con suerte, podrán obtener de él incluso más información con métodos aún más novedosos.

En el próximo artículo presentaré otros métodos de prospección.

La Quimera de Arezzo

Uno de los ejemplos más impresionantes del arte etrusco es la Quimera de Arezzo, en el Museo Arqueológico Nacional de Florencia. Esta estatua de bronce fue encontrada en 1553 en los alrededores de la ciudad toscana de Arezzo.

En la mitología griega, la quimera es un híbrido de león, serpiente y cabra (chímaira significa cabra en griego). La forma exacta varía en las fuentes literarias.  

La Quimera de Arezzo tiene cuerpo y cabeza de león, con una cabeza de cabra que sale del cuerpo. La cola, a su vez, es una serpiente. La Quimera era un monstruo que escupía fuego y que, según se dice, campaba a sus anchas por Licia, en Asia Menor, hasta que el héroe Belerofonte consiguió matarla con la ayuda de Pegaso, el caballo alado. La escultura conservada en Florencia, de unos 80 cm de altura, pertenecía posiblemente a un grupo con Belerofonte y Pegaso. En cualquier caso, aquí se representa su agonía. Tiene varias heridas en el cuerpo y la cabeza de la cabra parece inclinarse hacia un lado, ya moribunda.    

La figura era probablemente un exvoto a Tinia, el dios etrusco del cielo, del rayo y de la luz, a quien los romanos identificaban con su dios principal, Júpiter. El donante hizo colocar una inscripción en la pata delantera derecha de la quimera, que hoy suele leerse como TINSCVIL = regalo a Tinia.

El «Sarcófago de Alejandro» de Sidón

En el año 1887, en la necrópolis real de Sidón (Líbano) encontraron un sarcófago de mármol con relieve en todos sus lados. Hoy, ese sarcófago se encuentra en el Museo Arqueológico de Estambul.

Se asuma que el sarcófago fue encargado por Abdalonymos, que fue instalado como rey de Sidón por Alejandro o en el nombre de éste por un confidente de Alejandro después de la batalla de Issos.

Uno de los lados largos muestra una batalla entre macedonios y persas, probablemente la batalla de Issos. El jinete de la izquierda lleva un casco de león y suele ser interpretado como Alejandro. Por consiguiente, este sarcófago también se conoce como el «sarcófago de Alejandro». En el lado derecho hay un guerrero representado, de forma irreal, desnudo. Éste ha sido interpretado como Hefestión.

En el segundo lado largo, Abdalonymos está atacado por un león durante una cacería conjunta de macedonios y persas. Alejandro acude en su ayuda. Hefestión se une de nuevo a él desde el otro lado.

Uno de los lados estrechos muestra otra batalla entre griegos / macedonios y persas. Ahora, Abdalonymos está representado en el centro. Por tanto, se supone que esta batalla tuvo lugar después de la muerte de Alejandro. Desde aproximadamente el año 326 a.C., también los orientales estaban integrados en el ejército de Alejandro.

El otro lado estrecho muestra una cacería de panteras en la que sólo aparecen Abdalonymos y algunos compañeros orientales.

Los lados largos conectan a Abdalonymos y Sidón con los acontecimientos mundiales, mientras que los lados estrechos destacan la eficacia general del gobernante.

Además, los frontones de la tapa del sarcófago están decorados con relieves. Sobre la caza de panteras, se representa otra batalla entre griegos y persas con Abdalonymos en el centro. El otro lado muestra el asesinato de Pérdicas, un general de Alejandro y, tras su muerte, regente del imperio creado por Alejandro. Sin embargo, en el año 320 a.C. fue asesinado por tres de sus oficiales.

El sarcófago está muy bien conservado y todavía muestra muchos rastros de color, aunque se han ido desvaneciendo desde que fue encontrado. La tumba ya había sido robada en la antigüedad. Al hacerlo, los ladrones también habían dañado el sarcófago en algunos lugares. Las armas de los relieves aparentemente eran de plata. Una pequeña hacha de plata fue encontrada en la cámara funeraria, pero ya no es posible ubicarla en el lugar correcto.

Literatura:

  • Franz Winter, Der Alexandersarkophag aus Sidon. Straßburg 1912.
  • Karl Schefold, Max Seidel: Der Alexander-Sarkophag. Berlin 1968.
  • Volkmar von Graeve, Der Alexandersarkophag und seine Werkstatt. Berlin 1970.
  • Waldemar Heckel, Mazaeus, Callisthenes and the Alexander Sarcophagus. In: Historia: Zeitschrift für Alte Geschichte 55, 2006.

El suministro de agua de la antigua Roma

Para el suministro de Roma con agua, se construyeron a lo largo de los años 9 acueductos, o sea cañerías de agua, de hasta 91 km de longitud.  El acueducto más antiguo, el Aqua Appia, se construyó en el año 312 a.C. e iba de Praeneste a Roma. La capacidad de esta tubería, de más de 16 km de longitud y en su mayor parte subterránea, era de 73.000 metros cúbicos al día.

El Anio Vetus, construido en el año 272 a.C., tiene más de 63 km de longitud. Otro aspecto interesante de este acueducto es el depósito de distribución, para el que el arquitecto romano Vitruvio (siglo I d.C.) nos ha dejado las instrucciones de construcción.

Vitruvio habla de impuestos sobre el agua, pero éstos fueron abolidos en el año 11 a.C. De un libro de Frontino, un cónsul romano que también era el curator aquarum (supervisor del sistema de agua) en el año 97 d.C., nos han llegado informaciones sobre la ubicación y el rendimiento de los manantiales, el curso y la capacidad de las tuberías, así como el número y la organización de los empleados en la administración y el mantenimiento de los acueductos.

Entre 144 y 140 a.C. se construyó el Aqua Marcia, que en gran parte corría por encima del nivel del suelo. Este conducto de agua tenía más de 90 km de longitud. El canal corría sobre arcos de sillares y tenía una sección transversal rectangular.

Otros acueductos fueron:

  • Aqua Tepula (125 a.C.).
  • Aqua Julia (33 a.C.)
  • Aqua Virgo (19 a.C.)
  • Aqua Alsietina (Augusta) (10-2 AC)
  • Aqua Claudia (38-52 d.C.)
  • Anio Novus (38-52 d.C.)
  • Aqua Traiana (109 d.C.)
  • Aqua Alexandrina (226 d.C.)

¡La capacidad total de todos estos acueductos era de casi 1 millón de metros cúbicos al día!

La mayoría de los acueductos funcionaban en pendiente descendente, pero también había tuberías a presión. Los puntos de partida de los acueductos solían estar marcados por santuarios de manantiales. En la ciudad, el agua solía ser llevada a un gran depósito de agua. En este llamado castellum, el agua fue purificada y luego distribuida a los distintos consumidores con la ayuda de tubos de presión de arcilla o plomo. El agua se utilizaba principalmente para las termas públicas y las grandes fuentes o ninfeos de la ciudad. Los ciudadanos particulares solían tener que ir a buscar el agua de uno de los pozos públicos. Sin embargo, los que podían permitírselo también podían conectarse al suministro de agua a cambio de una cuota.   

La alcantarilla más famosa de Roma es la Cloaca Máxima, que formaba parte de un sistema de canales para drenar la zona del posterior Foro Romano. La Cloaca Máxima tiene hasta 3 metros de ancho y hasta 4 metros de alto.

 

Las catacumbas de Roma (Parte 2)

Cripta de los Papas en las catacumbas de Calixto, siglo III / IV; ilustración de G.B. de Rossi, 1854

 

Actualmente se conoce unas 50 catacumbas en Roma. El principal período de ocupación es el de los siglos II a IV d.C. Las catacumbas de Roma son las más antiguas y también las más ricas.

En la catacumba de San Calixto, por ejemplo, hay dos galerías que entran en ángulo y están conectadas por otros pasillos (-> sistema de rejillas). El cementerio consta de 265 cámaras, incluida la llamada «Capilla del Obispo», una cámara donde se enterraba a los obispos desde la segunda mitad del siglo III hasta la primera mitad del siglo IV.

En la catacumba de Domitilla, en cambio, se juntaron cuatro cementerios privados y la catacumba de la Vía Latina era también un complejo privado.

Las catacumbas romanas estaban ricamente pintadas. Dado que las catacumbas eran utilizadas por cristianos y no cristianos, el tema cristiano se mezcla con los motivos tradicionales y no siempre queda claro a qué religión pertenecía la persona enterrada.

Encontramos el Buen Pastor que lleva sobre los hombros un cordero o un carnero, hombres o mujeres orantes (rezando), imágenes de Orfeo, escenas de comidas e imágenes de filósofos. Todas estas imágenes provienen de la tradición precristiana. Además, también encontramos representaciones puramente bíblicas. Por ejemplo, Daniel en el foso de los leones, el pecado original, Jonás, los tres jóvenes en el horno de fuego o el milagro del agua de Moisés del Antiguo Testamento. Del Nuevo Testamento, en cambio, provienen el milagro del agua de Pedro, el bautismo de Jesús y varios milagros de Jesús (multiplicación de los panes, resucitación de Lázaro, etc.). Todas esas representaciones son escenas simbólicas que no siempre se corresponden exactamente con el texto.

No sólo había catacumbas en Roma, sino también en Nápoles, Siracusa o Agrigento, por ejemplo.

Las catacumbas de Roma (Parte 1)

Los primeros cristianos siempre adoptaron las costumbres funerarias de los países en los que vivían. Esto significa que no había diferencias entre las tumbas cristianas y las no cristianas y, al menos en el período inicial, a menudo se encontraron unas junto a otras (por ejemplo, en tumbas de familias). A partir de mediados del siglo III d.C., existían cementerios (coemeterios) no solo para familias sino también para grupos (por ejemplo, cementerios comunales).

Uno de los tipos de cementerios más conocidos son las catacumbas. Las primeras catacumbas de Roma llevaban nombres de topónimos u otros nombres individuales. Como en siglos posteriores el cementerio «ad catacumbas» era el único de esa forma que aún se conocía, el nombre genérico de catacumbas se impuso posteriormente para ese tipo de cementerio. Las catacumbas conocidas hoy en día recibieron entonces el nombre del sitio en el que se encontraban (ad catacumba, ad duas lauras), el de su propietaria (Domitilla) o el de su administrador (Calixto), el de un mártir (ad Nerei et Achelii, Pietro e Marcellino) o el de un grupo (iordanorum).

En las catacumbas encontramos diferentes tipos de tumbas. La mayoría son tumbas del tipo lóculo, nichos que se construyeron en las paredes de los pasillos en varios niveles. Esos nichos se cerraban con losas de piedra, que también servían de lápidas con información sobre los enterrados. Las formae son tumbas que se hundieron en la tierra. Los arcosolios son nichos que tienen forma de arco. La tumba real era un hueco en el suelo, que se cerraba con una losa de piedra. Los cúbicos, en cambio, son cámaras con varios arcosolios.

 

(a continuación …)